—Aunque las dos picamos,—dijo un día
La víbora a la simple sanguijuela,—
De tu boca reparo que se fía
El hombre, y de la mía se recela.
La chupona responde:—Ya, querida;
Mas no picamos de la misma suerte.
Yo, si pico a un enfermo, le doy vida;
Tu, picando al más sano, le das muerte.
Vaya ahora de paso una advertencia:
Muchos censuran, sí, lector benigno
Pero a fe, que hay bastante diferencia
De un censor útil a un censor maligno.